Domingo 10 de mayo de 1998.
En el Centro Cultural Recoleta se exhibe El legado de un artista, una sensacional colección de pinturas de Juan Del Prete (1897-1987) que abarca sesenta años de su peculiar trayectoria y auspicia el Banco de la Ciudad de Buenos Aires en conmemoración de los 120 años de su fundación. Una obra libre, inteligente y de avanzada en tiempos de arte e ideas tradicionales.
Recorriendo la sala de la Recoleta, lo más impactante de esta muestra es comprobar que tiene una actualidad que no parece coincidir con la época de su temprana elaboración. Algo que muy raramente sucede con escasos artistas con la capacidad de crear obras que, a pesar del paso del tiempo, mantienen una reserva de sentido que las convierte en un acto inaugural para quien las ve en su hora y en el futuro.
Del Prete tuvo y tiene esa misteriosa vigencia siempre reactualizada y pasible de agregar nuevos contenidos a la proyección y recepción de sus obras; con la vitalidad, además, de una personalidad que supo sintonizar y absorber todos los movimientos estéticos desarrollados a lo largo de sus prolíficos 90 años de vida.
En su Paisaje de Lanús, de 1920, se esbozan tímidamente ciertos rasgos naturalistas con la influencia de las derivaciones del posimpresionismo francés, combinando la estridencia del color con rasgos expresionistas. A partir de allí, la muestra se organiza cronológicamente, con una sucesión (a través de elementos lingüísticos de la modernidad y las vanguardias artísticas) que van desde el cubismo cezaniano hasta la abstracción, la geometría, la gestualidad de la corriente informalista, y una pintura plana figurativa con una exasperación de color prácticamente igual que en los trabajos de los pujantes años 60.
Ciudadano argentino, Del Prete nació en Chieti, Italia, en 1897. Su familia emigró a principios de siglo y recaló en la Boca. Por aquel entonces trabajaba como zapatero e iniciaba una formación completamente autodidacta que lo llevaría a transitar el terreno de la pintura, la escultura, el dibujo, la escenografía y la fotografía.
En 1929 fue becado para viajar a París por los Amigos del Arte. Si bien su permanencia en la capital francesa (1930-33) coincidió con el llamado Grupo de París (Butler, Badi, Bigatti, Spilimbergo, Basaldúa, Berni y Forner), Del Prete se manejó independientemente de este núcleo de pintores.
En Europa realizó su primera muestra en la galería Zak, con obras llevadas de Buenos Aires. Fue asentando su lenguaje al ponerse en contacto con los mentores del arte moderno (como Arp, Mondrian, Calder y Vantongerloo), con quienes integra el primer grupo Abstraction-Creation-Art non figuratif en 1932. Es entonces cuando hace los primeros collages abstractos, con piolines y papel de color, que expondrá a su regreso. Fue, por lo tanto, el primer artista que realizó una muestra no figurativa en Argentina. Al año siguiente exhibió esculturas no figurativas en yeso tallado y alambres, maquetas escenográficas y mascarones. Su propuesta fue recibida con indiferencia, pero sus muestras fueron constantes acá y en el exterior, siempre acompañado por su mujer, Yente Crenovich, también artista. Hasta el 31 en el Centro Cultural Recoleta.
POR LAURA BATKIS