Nº 17, Julio – Septiembre de 1995.
Siguiendo un proyecto instaurado por el arquitecto Alberto Petrina, actual director del Museo de Arte Hispanoamericano, la capilla de dicho establecimiento es ocupada para albergar exposiciones temporarias de arte argentino contemporáneo. La casona, construida por el arquitecto Martín Noel, es un típico ejemplo de las formulaciones teóricas del renacimiento colonial, que tuvo su apogeo en la Argentina alrededor del centenario de 1910. En tal sentido, las muestras de arte que se presentan en la capilla, están vinculadas con la idea general que rige a esta institución de difundir una estética con una vertiente histórica nacional.
En 1994, la artista que inauguró esta propuesta fue Marcia Schvartz. Este año, la sala abrió sus puertas durante los meses de marzo y abril para exponer las “Visiones Americanas” de Santiago García Sáenz.
García Sáenz (1955) pertenece a la generación de artistas surgida en los años ochenta junto con Schvartz, Pierri, Pino, Pietra y Pirozzi, entre otros. Compartían el espíritu general de aquella época, caracterizada por la irrupción de los neo-expresionismos y el retorno a la práctica pictórica. Por entonces, la pintura de este artista evidenciaba un fuerte contenido erótico, con un tratamiento casi salvaje de la materia y de la pincelada.
Hacia 1986, García Sáenz viaja por Latinoamérica. Recorre Paraguay, Bolivia, México, Ecuador y el norte de la Argentina. Reflexionando sobre el entonces cercano Quinto Centenario del descubrimiento del Nuevo Mundo, comienza a elaborar una serie épico-histórica bajo el lema de Te estoy buscando, América. En 1988-1989, pinta el altar de la Iglesia de Santa Cecilia, en Castelar, Provincia de Buenos Aires. A partir de entonces, su obra adquiere los rasgos de su producción actual.
En sus Visiones Americanas, la iconografía popular americana se mezcla libremente con ciertos rasgos de tradición cuzqueña. El sincretismo religioso de los pueblos de Latinoamérica es abordado y enfatizado por el eclecticismo con el que García Sáenz superpone leyendas bíblicas, narraciones del Nuevo Testamento, y relatos apócrifos de origen local. Los Reyes Magos están representados como gauchos; Jacob como un albañil soñando con una ciudad celestial, rodeado por ruinas paraguayas en una selva tropical. Lo sagrado y lo profano conviven en un relato donde la memoria opera como fuente de lo imaginario. Porque en sus imágenes, García Sáenz une sus recuerdos infantiles con la memoria colectiva de la historia nacional. La vertiente americanista se actualiza con un discurso que manipula estrategias de yuxtaposiciones y entrecruzamientos textuales. En algunos casos, las arquitecturas contemporáneas
pueden identificarse con edificios precisos de la ciudad de Buenos Aires, plagando sus imágenes de extrañas sutilezas que marcan el desvío del discurso tradicional, para instalar una lectura actualizada que define los rasgos de una cultura propia. La muestra concluye con la serie de Cristo de los enfermos, donde la reinterpretación del contenido religioso se renueva con la idea del martirio finisecular de las enfermedades terminales de nuestra época.
POR LAURA BATKIS