Galería Daniel Maman (Buenos Aires). Diciembre 2004. Nº 208.
La crisis argentina hizo que muchos jóvenes artistas se agruparan en colectivos de arte con una modalidad de autogestión. Estos colectivos reaccionan frente a la situación política y económica imperante con acciones concretas, como los señalamientos con materia fecal realizados por el grupo Etcétera, junto a la agrupación H.I.J.O.S – constituida por hijos de desaparecidos en la dictadura militar-, o los trabajos del Taller Popular de Serigrafía acompañando la lucha de las obreras de las fábricas cerradas -como la textil Brukman-. Dentro de este tipo de acciones de carácter político se enmarcan las performances de Arde Arte, y el trabajo del colectivo Eloísa Cartonera. También pueden encontrarse proyectos de ascendente teórico, como los colectivos Duplus y la Unac (Universidad Nacional de Arte Contemporáneo). No todos trabajan en la calle ni se ocupan de insertar el arte en la praxis social. Tal es el caso de los colectivos de arte Suscripción, Mondongo, y MOTP.
Los Mondongo (Agustina Picasso, Manuel Mendanha y Juliana Laffitte) optan por las citas y las apropiaciones de ciertas imágenes de los media y las elaboran con diversos materiales. En enero de este año exhibieron los retratos de los reyes de España armados con 22.500 vidrios pintados, en la Casa de América, en Madrid. En la muestra que realizan actualmente en Buenos Aires, la alusión erótica del título –Esa boca tan grande– se refiere tanto a la serie pornográfica con galletas dulces como al cuento de Caperucita Roja laboriosamente amasado en plastilina. La provocación de esta niñita inocente que juega con el lobo mientras recorre un parque de Buenos Aires es más evidente por el aspecto autobiográfico, dado que en esta serie los actores de la escena son padre e hija (la hija de Agustina Picasso y Eduardo Costantini H). Los emblemas del “Imperio”, como la Casa Blanca, muestran su decadencia en el irónico colorido betún, por el entramado de jamón ahumado y queso. Como escribe Kevin Power en el prólogo del catálogo, “todo lo que brilla parece oro”; solamente lo parece. Y los Mondongo siguen trabajando juntos para evitar ese vacío difícil de llenar, el sentimiento que compartimos todos en la era globalizada.
POR LAURA BATKIS