Prólogo del catálogo de la exposición de Luis Wells en el Centro Cultural San Martín, Buenos Aires, 2005
Voy a hacer una playa y en el medio habrá un personaje pintado por Gabriela Fernández, y estará firmado por los dos. Vamos a intervenir mutuamente nuestras obras. Mezclaremos nuestras obras en las salas. Nos gusta la idea de celebrar la pareja en la muestra. Es lo que nos pasa, como en el título de la muestra.
Con referencia a mis obras, siempre repito la frase de Dalí: “El día que averigüe lo que signifiquen ya no las voy a pintar más porque no me van a interesar”. Lo hago porque es un enigma para mí, y además hay un componente perverso en el conocimiento de que también es un enigma para los demás, me divierte jugar con eso. La gente inventa sus propias relaciones entre las cosas, que propongo y las respuestas son siempre inusitadas.
El personaje Tadanori, aparece dentro de un contexto que podríamos llamar expresionista, que es la forma en que yo pinto los fondos. Tadanori nació de un cuadrado que desarrollo, una apetencia por la humanidad. Cuando yo pintaba figuras geométricas era un cuadrado al que yo le producía unos cortes que se fueron deformando, y en un momento apareció una de las patas del cuadrado cortado, mis amigos decían que yo pintaba sifones, porque parecía el pico del sifón. Otra de las puntas se fue hacia arriba y entonces me dio la sensación de que eran una especie de cabeza y brazo. Ese cuadrado fue desarrollándose hasta humanizarse y llegar a ser la figura que es ahora. Tadanori, es varón. Esto para mí es importante porque la marca sexual es definitoria de un montón de situaciones. Lo que pasa en el cuadro y la atmósfera tiene que ver con el sexo de los personajes. Tadanori de alguna manera soy yo. Madame Plywood es mujer. Tiene un enorme tocado en su cabeza, que parece una peluca gigante, con alguna reminiscencia egipcia. Sut, no lleva tocado, está vestida en la parte de abajo, a diferencia de Plywood que está desnuda. A veces aparece Nut, la diosa egipcia de los cielos. Sostiene el cielo en sus espaldas y dentro de ella está el desarrollo de los estados del sol, el naciente, el cenit y el poniente.
En casi todos mis cuadros hay una tensión sexual entre los personajes. Cuando era abstracto, la sensualidad se manifestaba de otra manera, tal vez en la acción misma de pintar; en el momento de poner la figura pude concentrar el erotismo en una imagen.
Mi proceso creativo es similar al de algunos novelistas; los personajes van desarrollando la historia con autonomía, yo no se de antemano como terminará. Los elementos, el paisaje, las figuras, el cielo, tal vez se nuble y un rayo cruce la tela, todo va desarrollándose naturalmente, como en la vida. Mis obras son lo contrario a los afiches publicitarios, algo en lo que yo trabajé mucho tiempo. El afiche publicitario tiene que verse en dos segundos. En mis obras sucede lo contrario, el que ve mi cuadro comenzará lentamente a establecer relaciones de cosas que se dan, que están ahí. No es mi deseo que se vean de golpe, no pretendo el mensaje directo. Me gusta eso que decís, que en mi obra se fusionan la razón y la sensibilidad en un suave equilibrio.
Creo que simplemente el arte sucede o no sucede. Es parte de la magia, algo que no es explicable. Es lo que nos pasa.
Extractos de una entrevista realizada por Laura Batkis a Luis Wells el sábado 20 de agosto de 2005 en el taller de Luis Wells y Gabriela Fernández en Barracas.
POR LAURA BATKIS