La reconstrucción de una obra del 67’ de Oscar Bony en el Museo De Arte Moderno es fundamental para rearmar la historia olvidada el arte argentino

Abril de 1998.

Dese la asunción de Onganía como mandatario del gobierno, los sucesivos golpes militares marcaron un quiebre en la efervescente producción cultural de los años ‘60. Esta década fue un caldo de cultivo en el que se desarrollaron las manifestaciones de mayor avanzada promovidas, en gran parte, por la creación del Centro de Artes Visuales del Instituto Di Tella, dirigido por Jorge Romero Brest desde 1958 hasta su cierre en 1968. La exposición del Museo de Arte Moderno tiene el gran mérito de recrear una obra que fuera presentada por Oscar Bony en el marco de las Experiencias 67 de dicho Centro, lo que permite sacar a la luz la historia de la cultura de un país que fue anulada por el olvido durante 30 años. Sesenta metros cuadrados y su información es una obra que hoy llamaríamos instalación, y que constituye una de las primeras manifestaciones del arte conceptual en la Argentina, que se desarrolla a la par de tendencias internacionales lideradas por el norteamericano Joseph Kosuth hacia la misma época. Oscar Bony reconstruyó de fielmente esta instalación, que consiste 60 metros cuadrados de alambre tejido que cubren el piso de la sala, lugar de paso obligatorio del espectador y la proyección de una película con la filmación estática de un fragmento del mismo alambre. Los tres tiempos de la obra corresponden a los tres niveles de percepción por parte de visitante con una propuesta que se asienta en el concepto de la tautología, o sea, la exposición de un mismo pensamiento expresado de distintas maneras: 1) la percepción táctil al caminar sobre el piso de alambre (objeto real); 2) la percepción de una imagen filmada (su representación simbólica) y 3) la relación mental entre la imagen y lo real (pensamiento virtual). Esta instalación, que por primera vez se vuelve a montar en la Argentina, es fundamental para entender un momento crucial del arte, que transita desde la estética a la teoría, desplazando las facultades sensoriales de la pura contemplación hacia la teoría de la especulación intelectiva. La muestra se completa con tres de los cuatro cortometrajes de cine experimental, presentados en 1966 en el Di Tella bajo el nombre de Fueras de las formas del cine, El paseo (1965) El submarino amarillo (1965) y El maquillaje (1965).

La crítica de la época

En la revista PRIMERA PLANA del 8 de noviembre de 1966, en cuya portada aparecía la foto de Onganía bajo el título “Presidente Onganía, ¿Más Revolución?”, el calendario cultural se refería a la muestra de Bony de la siguiente manera: – “En la tarde del jueves último, una discreta concurrencia asistió (gratis) a una indiscreta exhibición de cuatro “cortometrajes eróticos” del pop Oscar Bony (25 años, misionero, casado). El paseo muestra a una lejana pareja, sin ropas, que va y viene por un parque, con fondo de Los Beatles; en El maquillaje, una señorita igualmente desvestida, se pinta una nueva cara ante la cámara (pese a lo cual fue reconocida por la platea); El clímax se solaza con los inocentes devaneos de otra pareja, esta vez con fondos de susurros y suspiros, pero desfasados de la imagen; y en el Submarino amarillo, quince muchachos desnudos juegan a la pelota en una playa y se divierten más que el público. Bony prometió refilmar sus cortos: los yerros técnicos impidieron ver bien”-.

(Museo de Arte Moderno, Av. San Juan 350. Del 12 de marzo al 12 de abril. Martes a Viernes de 10 a 20 – Sábados, Domingos y Feriados de 11 a 20 hs.)

POR LAURA BATKIS