Buenos Aires, Septiembre 2004. Nº 6.
James Bidgood vive recluído en Nueva York, no da entrevistas y no quiere saber nada del mundo del arte. Sufre “estrés postraumático” a causa de productores que robaron su película, la editaron y quitaron su nombre. Una historia fascinante que nos cuenta Laura Batkis.
James Bidgood realizó en los tempranos ´60 el Narciso Rosa, uno de los primeros films pornográficos con una estética ligada al glamour que lo ubica, como el glam rock de los inicios de David Bowie, entre los artistas más interesantes de esta tendencia. ¿Por qué no se conocía la obra de este autor, hoy tan copiado por artistas y fotógrafos? Quién sabe. Como toda historia oficial, la historia del arte es una versión, entre otras, de la elección de un crítico, de la manipulación del mercado y de la imposición de dudosos cánones de calidad que mansamente, y sin opción a defenderse, el público acata servilmente. Si la obra de Bidgood fue obscena y pornográfica en su momento, hoy, muchos de los íconos del arte como Pierre et Gilles y Jeff Koons son deudores y herederos directos de la “estética Bidgood”.
La producción de James Bidgood es muy escasa y contundente. Sus films y fotografías fueron realizadas entre 1963 y 1970, en revistas de fisicoculturismo, antes de la aparición de la llamada pornografía explícita. En semanarios como Physique o Musclebody, desarrolló una imaginería sexual a través de metáforas plagadas de paraísos glamorosos, con bellos efebos envueltos en gasas, purpurina y toda una saga tomando como referente la imaginería fantástica de los cuentos de hadas.
Nacido en Winsconsin en 1933, se instaló a los 18 años en Nueva York y se ganó un lugar trabajando como drag queen en el Club 82 de Manhattan. Al principio solamente preparaba sus rutinas, pero luego empezó a concebir los decorados y el diseño de los trajes. Fue entonces cuando decidió estudiar Arte en la Parsons School of Design. Mientras tanto, se ganaba la vida como fotógrafo. Lo que fue marcando su estilo personal es la atención en cada detalle y la invención de historias. Cada serie estaba conformada por un tema, una narración en la que permitía una mayor apertura en la lectura de la imagen. Así es como en sus fotos, el espectador puede detenerse en los músculos aceitados de los modelos o fascinarse por un mundo encantador en el que el sexo es sólo una parte de una aventura romántica. Hay algunas series muy vinculadas con la psicodelia del arte de la época. En Pintores desnudos, los modelos posan frente a un mural de colores tomado directamente de la estética del arte pop. Y en otra serie, Richie y Jom muestran sus cuerpos semidesnudos sobre un fondo de múltiples puntos negros que generan las sensaciones visuales de movimiento virtual del arte óptico (op art).
El entorno donde el artista armaba sus producciones fue siempre un pequeño cuarto de su departamento; nunca tuvo lo que se diría un estudio profesional. En 1962 conoce a quien sería su modelo predilecto, Bobby Kendall, un adolescente de labios carnosos y ojos negros. Y fue con él como protagonista con quien realizó su proyecto más ambicioso, el film erótico Narciso Rosa (Pink Narcissus), en el que trabajó durante seis años y medio, y que hoy constituye un objeto de culto en la filmografía homoerótica. La película es todo un ritual de adoración del cuerpo joven masculino, basada en el mito de Narciso como un viaje alegórico desde la ingenuidad inocente hacia el descubrimiento de la sexualidad.
Ejecutada con una técnica absolutamente rudimentaria, todo el film, al igual que sus fotos, fue hecho en el set de un cuarto de su departamento. No hay ninguna escena en exteriores, y es justamente la artificialidad del entorno lo que produce un clima de falso lujo y misterio, con paisajes de plástico y sedas colgadas de ventiladores para simular nubes, flores de tela y puertas de celofán transparente.
PESADILLA TOTAL
Narciso Rosa es la obra maestra de James Bidgood, pero también fue el principio de una pesadilla que lo empujó a su destrucción personal. La crisis ocurrió con la llegada de aparentes benefactores que le ofrecieron producir la película, y transferir el formato de 8 mm. a 16 mm. Durante este proceso, muchas de las tomas originales se perdieron. La productora Sherpix decidió invertir dinero en el film con la condición de que el artista lo terminara lo más pronto posible para poder empezar a distribuirla. Pero los tiempos de Bidgood, con su obsesivo detallismo superaron el tiempo acordado, y un día Sherpix desapareció llevándose la cinta para editarla sin la participación del director.
En 1971 se estrenó la película en 35 mm., y en los créditos el nombre de Bidgood fue reemplazado por “Anónimo”. Circuló por gran cantidad de festivales de cine gay en todo el mundo, bajo el rumor de que el autor era alguien que quería mantener tapado su vínculo con la homosexualidad. En 1994, la distribuidora Strand Releasing produjo una nueva versión para video, en la que solamente figura el nombre del actor protagónico, Bobby Kendall.
Sumido en una profunda depresión, en 1985 Bidgood destruyó bocetos y copias que le quedaban de su película. Aunque reconoce ser el autor del Narciso Rosa, no se siente responsable de la edición que hoy circula ni en los Festivales ni en video, y prefiere que se conserve el “Anónimo” como director.
Hoy James Bidgood vive recluído en algún lugar de Nueva York. No quiere tener ninguna relación con el mercado del arte. Trabaja diseñando el vestuario de obras teatrales como La importancia de llamarse Ernesto o Cyrano. Desde hace un par de años, está escribiendo una autobiografía en tono de comedia dramática, desde sus comienzos como drag queen hasta el momento en que falleció su pareja. Hoy muchos artistas de todo el mundo admiran su obra, se apropian y la citan por la vigencia de un estilo que a fines del siglo XX, mezcló la atmósfera sofisticada de sus trabajos con ciertos tópicos del kitsch y el subgusto popular.
Sus continuadores
Pierre & Gilles
Este dúo de franceses trabaja en colaboración desde 1977. Sus fotos son toma directa, pintadas a mano. Escenas mitológicas y religiosas con una ambientación kitsch, plagada de elementos de la India, Marruecos, Sri Lanka y las Maldivas.
Jeff Koons
Nació en Nueva York en 1955, y en esa ciudad se hizo conocer cuando en 1991 se casó con la reina del porno, Ilona Staller y después exhibió su serie Hecho en el cielo. En medio de una escenografía que parece Disneylandia, se hizo fotografiar en todas las posiciones sexuales imaginadas junto a la Cicciolina. En criollo, algo así como “me garcho a mi esposa y te vendo la foto”. Y las vendió todas.
POR LAURA BATKIS