Entrevista a Osvaldo Monzo en catálogo de la exposición colectiva “Celebración”. (Remo Bianchedi, Osvaldo Monzo, Alfredo Prior y Pablo Suárez). Galería Sonoridad Amarilla. 2 de noviembre de 2002.
Laura Batkis: En las últimas exposiciones tuyas, como la que presentaste en el Borges el año pasado, las pinturas se ven como una gran instalación siguiendo los planos del espacio.
Osvaldo Monzo: El tema del espacio es fundamental en mi obra. Hace ya varios años que estoy trabajando en la exploración del espacio. Me preocupa porque creo que la idea del cuadro, como pintura en relación con el ambiente, me permite poner en juego planteos más complejos. Y, básicamente, crear situaciones nuevas para que cada obra no sea leída como un “cuadro” en el sentido tradicional.
L: Creo que en tu trabajo se establecen puentes entre el pasado y el presente continuamente. Por un lado, hay un anclaje en la tradición moderna del cuadro de caballete, y, por el otro, el modo de montaje y la manera de organizar la superficie pictórica, le otorgan a tu obra actualidad histórica.
Pero antes vos no trabajabas de este modo.
OM: No. Es a mediados de los ‘80 cuando empiezo a definir de manera más clara mi interés por el espacio. Es en ese momento en que comienzo a trabajar con formas trapezoidales y realizo también una primera serie de obras “con patas”. Expuse la primera obra de esta serie con patas en la Galería de Julia Lublin en 1989. Elegí un determinado ángulo de la sala y allí la presenté sobre un pedestal. Y durante la década del ‘90 hice un cambio fundamental, que fue abandonar completamente la pintura figurativa.
L: Esas obras con patas parecen objetos, muebles o artefactos de diseño.
OM: Sí, últimamente estoy preocupado por los objetos. Cuando empecé esta nueva etapa pensé en la idea de un arte objetual, ya desde el principio. Por otra parte, el concepto del arte se amplió tanto que el límite entre arte y diseño es muy sutil.
En este momento el concepto mismo de objeto está pasando por una mutación, es aún difícil tener una posición clara al respecto, porque se desplaza todo el tiempo.
Para hacer una comparación, por ejemplo, el concepto de objeto artístico en los ‘60, su uso y despliegue en el campo del arte de esa época, es muy diferente al uso que ha hecho de ellos el arte en los ’90, esto para tomar dos ejemplos que ya han quedado fijados en el proceso del arte.
L: Tanto se ha fijado que en 1994 el Taller de Barracas -formado para capacitación de artistas y financiado por la Fundación Antorchas- estaba dedicado exclusivamente al arte objetual, y a las instalaciones. Te acordás que los docentes fueron Luis Benedit y Pablo Suárez, que hoy integra esta muestra con vos. Hiciste un cambio, un giro necesario, sin ninguna especulación, de manera digamos intuitiva o necesaria. Contame cómo se generó ese cambio.
OM: Miré para atrás para plantarme en el presente. Creo que un artista genera sus obras montado a espaldas de todos los que vinieron antes que él. Vos hacés mención de esta cuestión en tu nota en la Revista Lápiz (Nro. 175) cuando decís que: “…Monzo toma de manera azarosa todo el acervo pictórico de la abstracción de las vanguardias históricas, pero recreadas con un montaje eficaz…”
L: Entonces surge el tema de la “originalidad”.
OM: Ése es todo un tema en el arte. Yo creo que cuando se habla de originalidad, la gente piensa en algo inédito, que nunca antes había existido. Sin embargo, las obras más originales no pueden sino contener toda la historia del arte. Toda obra de arte valiosa contiene en sí misma a todas las obras anteriores que orientaron una determinada corriente. En mi caso es evidente que me apoyé en toda la historia del arte, que abarca a la geometría y la abstracción.
L: De algún modo, el cambio hacia el objeto empieza cuando hacés un revisionismo citacionista de la historia del arte.
OM: Claro, pero uno como artista quiere agregar su enfoque personal o su postura a esa tradición artística de la que toma el sustento.
Si bien cuando me encierro a trabajar en el taller estoy solo, sé que en cada forma que decido, en la elección de tal o cual color, están mirando sobre mi hombro todos aquellos artistas a los que admiro y respeto.
L: Como un diálogo donde entonces, siempre hay alguien del otro lado.
OM: Sí, porque si no creyera que se debe y se puede encontrar algo propio, que responda a tu sensibilidad y curiosidad y que a uno le permita manifestarse en algo que los demás -sea el público o los artistas- puedan utilizar, no me dedicaría al arte.
L: En ese ir y venir por la historia del arte, que se ve en tu obra, ¿cómo ves el surgimiento veloz de grupos y movimientos?
OM: Me parece que todas las épocas se pensaron siempre desde la obligación de superar lo anterior como “Modernos”, y es una constante el hablar de fines apocalípticos. Pienso que hay un concepto de arte que comienza en el Renacimiento y que culmina ahora. Al decir que culmina, no me refiero a que aquí y ahora se termina definitivamente como esas afirmaciones sesentistas de la muerte del arte, que por otra parte ya Hegel en 1820 escribe sobre la muerte de la función del arte, respecto al arte clásico por supuesto.
L: Pero pensás que en el arte hoy, hay algo que culminó.
OM: El arte cambió, definitivamente. Hay una idea de que el arte se ha vuelto democrático y todo objeto, fotografía, video, instalación entran en la misma categoría.
Ah…. y la pintura… mirá vos la dejé para el final.
L: Pintura y escultura es lo que van a exponer ustedes cuatro ahora. Tres pintores y un escultor, y en un espacio diferente….
OM: No se trata de un retorno ni nada de eso, y menos de hacer un manifiesto de nada. Exponer en un espacio alternativo, como es hoy Sonoridad Amarilla me parece importante para ampliar el diálogo del arte. Personalmente, a mí me permite llegar a gente que no circula por los circuitos institucionales, como museos, o por las galerías de siempre y que ni siquiera tienen idea de quién es uno. Llegan a estos lugares y se enfrentan con la obra sin ideas previas. Esto me resulta muy estimulante, generar la posibilidad de situaciones nuevas.
L: ¿Cómo es eso de generar situaciones desde el arte?
OM: Yo creo que el arte puede cambiar las cosas de manera imperceptible, casi homeopática te diría. Pero para eso, es muy importante que el artista trabaje de manera honesta, sin perderse en problemáticas ajenas a su propio entorno.
POR LAURA BATKIS