Extrañas imágenes de una pintora que fue cantante de bares nocturnos – Mildred Burton

17 de mayo 1998.

En el Museo Nacional de Bellas Artes se exhibe una muestra de Mildred Burton (56), que abarca pinturas y dibujos realizados entre 1968 y 1998 pertenecientes a museos, fundaciones y colecciones particulares. Educada en el seno de la familia inglesa de Entre Ríos, Burton comenzó a dibujar desde chica, cuando estaba en cama debido a una enfermedad que la postró hasta los 11 años. 

Pasó por la escuela de Bellas Artes de su ciudad y estudió pintura, grabado, dibujo y música. Empezó entonces su curiosa carrera, trabajando en una fábrica de porcelana, pintando abanico durante el día y cantando de noche en bares como el Dragón rojo, con un repertorio de Romancero Gitano de García Lorca. La presión fotográfica de sus imágenes se fue impregnando de una atmósfera surrealista a partir de su encuentro con los artistas a quien considera fundamentales en su formación: Roberto Aizenberg y Aída Carballo. 

Y comenzó a participar de numerosas muestras y a vincularse más directamente con el circuito de la plástica. Burton asocia libremente imágenes que provienen de recuerdos personales como los cuentos ingleses que le narraban de chica, y las canciones infantiles. Su obra tiene una atmósfera intimista que se suma a la inocencia de sus retratos, que parecen tomados de muñecas antiguas, con la inclusión de algún elemento perverso, generando así un clima de muy extraña belleza. Entre los temas que aborda prevalece la falsa moral de la burguesía argentina, las oprimentes creencias religiosas y el abuso de poder. La muestra culmina con una obra reciente de carácter confesional, donde aparece el paisaje californiano del Valle de la Muerte con dos lágrimas derramadas por su hijo perdido. Hasta fin de mes.

POR LAURA BATKIS