15 de julio de 1998.
Fontana nació en Rosario, Argentina en 1899 y falleció en Varese, Italia, en 1968.
Estudió escultura con su padre y pasó por la Academia de Bellas Artes de Brera, en Milán, durante las estadías en Italia entre 1905 y 1921 y entre 1928 y 1939.
Sus primeros bronces y yesos son figuras naturalistas que van dejando lugar a sus primeras esculturas abstractas de los años ‘30.
En la Argentina, en 1946, Fontana dio a conocer el célebre de Manifiesto blanco, que será uno de los pilares teóricos de arte contemporáneo en todo el mundo. Entre otras cosas, decía: “La era artística de los colores y las formas toca su fin. La estética del movimiento orgánico reemplaza a la agotada estética de la forma fijas. La materia, el color y el sonido en movimiento son los fenómenos cuyo desarrollo simultáneo genera el nuevo arte”. El artista declaraba su firme propósito de que el arte se proyecte más allá de los límites asignados por la tradición de la pintura de caballete, para integrarse con la arquitectura y el espacio.
El año 1958 es definitorio en su trayectoria porque realizará un acto que cambiará el rumbo de la historia del arte. Corta la tela de un cuarto de caballete e inicia la serie de los tajos, que son perforaciones y agujeros sobre lienzo, para terminar con la idea de un arte decorativo y complaciente e instaurar una relación directa con el espacio real, dejando de lado la virtualidad de la ficción representativa.
POR LAURA BATKIS