Domingo 26 de julio de 1998.
Buenos Aires no duerme ‘98, se destaca un mayor rigor en la organización de las cuatro exposiciones de arte de este megaevento. Un factor decisivo fue la convocatoria de curadores especializados en cada área para la selección y el montaje de los trabajos. Gumier Maier, Ana López, Alberto Goldenstein, Elenio Pico y Graciela Suen explicaron a Perfil cuáles fueron los criterios aplicados para armar las muestras de pintura, humor gráfico y diseño de indumentaria.
El único requisito para presentar trabajos de arte fue ser menor de 35 años y no haber recibido ningún premio. El curador de pintura fue Gumier Maier, junto con Ana López.
Gumier Maier asegura que “el panorama es muy variado porque hay desde un chico de 6 años que trabaja con arcilla, como Lucas Morgani, hasta Aldana Bocconi, que pinta sobre uñas. Hay muchas cosas marginales respecto del circuito oficial. Por ejemplo, Omar Ottomano, que pinta ilustraciones de rock pesado sobre remeras. No conocíamos a nadie. La mayoría son outsiders, casi nadie estudió arte. Rechazamos a todos los que imitan las tendencias de moda, como los neoconceptuales, o el arte de género con trabajos sobre el cuerpo humano. Buscamos algo más fresco, porque esto no es una bienal de arte sino un evento popular en el que hay de todo. Y pensamos también en el público, que no es el de galerías de arte, sino aluvional y masivo”.
Tanto Ana López como Gumier Maier coincidieron en destacar la obra de Leonardo Trombetta, un pintor autodidacta de 28 años que pinta retratos figurativos de gente solitaria en actitud cotidiana.
Alberto Goldenstein fue el curador de la muestra de fotografía, junto con Filiberto Mugnani y Gabriel Valansi. De 500 aspirantes seleccionaron 38. Goldenstein aclara que “el criterio fue abierto en el sentido de tomar todas las aproximaciones fotográficas que se plantearon buscando el mejor nivel en cada caso. Hay desde la toma directa en color pocket a la fotografía en blanco y negro artesanal. Entre otros, me interesó especialmente la obra de Diego Bianchi, con negativos intervenidos: fotos color con gente de vacaciones en un lugar que podría ser Mar del Plata. Yo diría que son más bien ensayos fotográficos. Encontré un clima de bastante libertad y atrevimiento. No siguen las normas: hay mucha ruptura, pero con cierta elaboración.
Elenio Pico, curador de la muestra de historieta y humor gráfico, dice que “quedaron 50 de 200 envíos. El material recibido fue muy ecléctico, desde chicos muy jóvenes hasta semiprofesionales. Yo diría que no hubo envíos profesionales, aunque hay línea media que es interesante, que con un poco más de esfuerzo ya podría estar trabajando”.
La exhibición de diseño textil e indumentaria es la más chica, con apenas 14 artistas sobre 54 carpetas presentadas. La curadora Graciela Suen confesó su sorpresa y lo atribuye a que “tal vez sea así porque hay muchos concursos y los alumnos están con entregas y exámenes, entonces no tienen tiempo para presentarse. Casi todos son estudiantes universitarios, de la UBA y otras facultades. No encontré nada realmente novedoso”.
Sin embargo, es destacable un vestido realizado con collages de fotos color, con dos relojes en la pechera y un cinturón con la Bandera argentina. Se trata de un Diseño de cocktail soirée para usar el día 31 de diciembre de 1999 esperando el año 2000, de Vanesa Joffe. En diseño textil, hay recreaciones de estampados étnicos de Graciela Díaz y otros de una inspiración decorativa vinculable con el inglés Wiliam Morris, por Verónica Pirsztuk.
Otro factor que determinó la mejoría en el montaje de las muestras es la ampliación del espacio, que este año permitió que cada disciplina sea exhibida de modo autónomo, en salas bien diferenciadas. Hasta el 2 de agosto en el Centro Municipal de Exposiciones.
POR LAURA BATKIS