Eduardo Rodríguez – Esculturas 1965-2003

Prólogo de la exposición de Eduardo Rodríguez en el Centro Cultural San Martín. Buenos Aires, 2004

La muestra de Eduardo Rodríguez es un recorrido por 40 años de su trayectoria. Desde la proyección luminodinámica de 1965 hasta las piezas en acrílico más recientes. Tal vez uno de los aciertos más notables del arte cinético fue la posibilidad de que la obra de arte fuera un objeto más accesible a todo tipo de espectador. Muy lejos del intelectualismo de la “alta cultura”, los artistas que se abocaron a esta tendencia quisieron recuperar la capacidad de juego en el arte, quitar la solemnidad del objeto único y hacer trabajos con la única condición previa de poder ser observados. 

La percepción sensorial, los juegos de luces, la belleza del movimiento, real o virtual, son elementos que Rodríguez manipula en cada una de sus piezas. Los móviles lumínicos parecen flores cuyos pétalos de acrílico se van abriendo y cerrando. Con una precisión exacta, las figuras geométricas van marcando un recorrido que despliega formas en el espacio. Uno se detiene a observar estos trabajos y se queda como hipnotizado en el tiempo sin tiempo del movimiento circular. En los acrílicos tallados, las estructuras prismáticas van rotando, mientras reflejan la luz del ambiente, y las tramas de sombras y transparencias que provoca el material utilizado. Es difícil delimitar esta muestra al momento histórico de su creación, en la época de las vanguardias del Instituto Di Tella, por la actualidad que hoy tienen estos objetos en el diseño. Porque todos los trabajos de investigaciones visuales que se desarrollaron en los años ’60, hoy son parte del consumo masivo contemporáneo.

En el mundo violento en el que vivimos, Rodríguez rescata el carácter lúdico, decorativo y agradable de la producción artística, comentándonos que el arte puede ser un refugio feliz para tiempos de guerra. 

POR LAURA BATKIS